Edifico Gardoqui 11

Precioso edificio esquinero que data del año 1899 y que es obra de Luis Aladren Fernández de Mendívil.

En el año 1944 se procedió a una reforma y ampliación del piso 6º y reconstrucción de la torre por parte de Anastasio Arguinzoniz Urquiza y en 1985 se rehabilitó el edificio, siendo Alejandro Rodríguez Badiola y Jose Antonio Renedo Peral su encargados

Clínica Zorrotzaurre (Ballets Olaeta 4)

El edificio estrella de la aseguradora IMQ es esta clínica del año 2009 y fruto del trabajo de Carlos Ferrater Lambarri y Alfonso Casares Ávila

Además esta clínica alberga en su entorno y en su interior distintas obra de arte

Iñaki Azkuna

En la parte posterior del edificio, esta obra de Juanjo Novella del año 2015

Esculapio

En su interior luce esta magnífica obra de Vicente Larrea del año 2011.

Amén de otras obras

Oficinas Sota Aznar (Ibáñez de Bilbao 20)

El edificio de oficinas Sota-Aznar se dispone en la confluencia de las calles Ibáñez de Bilbao y Alameda Mazarredo. Destinado inicialmente a la compañía naviera de esas dos familias, en la actualidad está ocupado por dependencias de la Diputación Foral de Bizkaia. Fue proyectado en 1916 por el arquitecto británico Frederik Lindus Forge, debido a las relaciones comerciales que la compañía naviera mantenía con Inglaterra, colaborando en la dirección de las obras el arquitecto bilbaíno Manuel María de Smith.

Está concebido con una acusada influencia francesa, disponiendo de fachada clasicista y cúpula de remate en el chaflán de esquina. En su composición se diferencia un basamento de piedra más oscura y acusada textura, en el que se incluye la entrada principal en el propio chaflán en arco de medio punto. Los cuerpos superiores abuhardillados con mansardas están rematados con cubierta de pizarra. El interior se organiza en torno a un eje principal que continúa en el vestíbulo-hall ovalado, similar a la disposición del Hotel Carlton, a través de sucesivos niveles de escalinatas. En el semisótano se distribuye la zona de servicios y el resto de las plantas se destina a oficinas, funciones administrativas y salas de reuniones.

A iniciativa de los mismos promotores, se llevó a cabo una posterior ampliación en el solar contiguo ubicado entre la calle Ibáñez de Bilbao y Alameda Mazarredo proyectada en 1919 por el propio Smith, dando continuidad al proyecto original con las mismas directrices y estilo.

Predomina la horizontalidad, diferenciándose un cuerpo inferior, otro intermedio y dos superiores. Destaca la calidad de sus materiales y el buen estado de conservación, formando parte inseparable de la imagen de los Jardines de Albia. (Texto de Francisco J. García de la Torre y Bernardo I. García de la Torre en Bilbaopedia)

En la actualidad el edificio está compartido. El número 20, propiamente dicho, son dependencias de la Diputación Foral de Bizkaia mientras que el número 22 está ocupado por la Comandancia de Marina donde se ubican sus oficinas junto al número 24 (la antigua Villa María)

Este edificio fue la sede de un rodaje en la villa, la película «Plan de fuga»

Palacio de Ibaigane (Alameda Mazarredo 23)

Al igual que sucede en otras edificaciones residenciales de la época, su construcción se enmarca en el deseo de la burguesía de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX por mostrar su poderío económico en palacios que mostrasen su privilegiada posición económica y social. Fue proyectado en 1897 por el arquitecto Gregorio Ibarreche (primer alcalde nacionalista y a su vez primer alcalde arquitecto de Bilbao), como residencia de la familia Sota, concluyendo su ejecución en 1900.

En su origen fue la residencia de Ramón de la Sota y Llano, habiendo tenido diversos usos desde su construcción, fue reformado en 1918 por Ricardo Bastida. Al concluir la guerra civil española, fue incautado y reconvertido en un cuartel, y posteriormente sede del gobierno militar de Vizcaya. Varias décadas después, tras reinstaurarse la democracia en España, el edificio y la finca adyacente fueron restituidos a sus legítimos propietarios en 1979.

Está inspirado en la arquitectura tradicional vasca, con un basamento de piedra caliza, amplio soportal de acceso rematado en arco escarzano, dos plantas con fachadas de piedra arenisca y planta superior con entramado y ladrillo visto, con las esquinas rematadas en garitones. La cubierta a cuatro aguas dispone de aleros con amplios vuelos y doble sucesión de canecillos. En conjunto consta de semisótano, planta baja con escalinata de acceso y dos plantas más.

Su composición transmite elegancia, proporción de formas y finura en los remates exteriores e interiores. Con unos criterios generales, cada una de las fachadas tiene un tratamiento particular, mediante huecos adintelados y otros rematados en arco de medio punto (en la planta segunda), incorporando también balcones con barandillas de hierro forjado. El interior se distribuye en torno a un amplio espacio central a modo de patio interior cubierto, dispone de una capilla neogótica y la escalera principal utiliza la madera como material principal (peldaños, balaustrada y casetones). La estructura es de muros portantes y metálica. En la planta de semisótano se ubicaba la zona servicio y en el resto la zona residencial con los salones, comedores y habitaciones.

Se puede incluir entre las muestras singulares del estilo neovasco que tomaba referencias de los caseríos, las casas torre y los palacios. En este caso Ibaigane se recrea en los palacios clasicistas del primer barroco, con claras referencias a Elorrio.

Tras ser adquirido por el Athletic Club de Bilbao, en 1986, para destinarlo a su Sede Social, ha sido rehabilitado entre los años 1987 y 1988 por el arquitecto Francisco Javier de Arístegui que además ha dejado constancia de la intervención en una publicación que recoge con detalle todos los pormenores compositivos y constructivos.

La rehabilitación y restauración ha sido respetuosa con lo existente en todos sus términos. Se ha realizado una limpieza general de las fachadas, restaurando las carpinterías exteriores. Se ha cambiado la teja de la cubierta por otra muy similar a la existente. En los interiores se han respetado al máximo las distribuciones, con leves cambios para acomodarlas al nuevo uso. Se han restaurado las vidrieras de los lucernarios y la escalera principal. Y también se han tratado las maderas de la escalinata principal, los empanelados y las puertas. (Texto de Francisco J. García de la Torre y Bernardo I. García de la Torre en Bilbaopedia)

Edificio Plaza San Vicente 1-2

Este impresionante edifico es fruto del trabajo del maestro de obras Domingo Fort Barrenechea y data de 1902.

Es su obra quizá más significativa, de la que además fue promotor, y que se situó en la céntrica y cotizada manzana limitada por la avenida de Mazarredo, la plaza de San Vicente y la calle de San Vicente. De gusto renacimiento francés sería una de las iniciativas de vivienda burguesa más representativas de ese final de siglo.

Destaca el gusto por los detalles ornamentales de gran calidad

Domingo Fort, pues, promovió, en los terrenos de su propiedad, junto a la campa de San Vicente de Albia, un conjunto de cuatro casas dobles contenidas en un único proyecto del que, asimismo, como se ha dicho, se le atribuye la autoría. Es bueno apostillar que, en aquellos tiempos, los maestros de obras desarrollaban proyectos de edificación en competencia con los arquitectos y, aunque determinados tipos de actuaciones estaban exclusivamente reservadas a estos últimos, los cometidos profesionales que tenían atribuidos les permitieron estar presentes en numerosos expedientes de edificación en el Ensanche de Bilbao. Quizás, y al hilo de los comentarios que realiza Nieves Basurto en su libro Los maestros de obras en la construcción de la ciudad, editado en 1999, señalaríamos, con ella, la calidad de este proyecto y del de Ángel Iturralde en la alameda Rekalde (entre Barrainkua y Lersundi) (1905) a la par que significamos que ambos trabajos son, probablemente, los de mayor envergadura que acometieron los maestros de obras en la Villa. El acierto al contemplar como unidad el frente de fachada que se presentaba a la antigua campa, supuso, para la zona, una importante revalorización, en un sentido más urbano, del tradicional espacio abierto existente. El proyecto se halla fechado a 6 de febrero de 1896 y responde, en su concepción y, en concreto, en su tipología, a las organizaciones y disposiciones en planta características del Ensanche bilbaino. Estas plantas se distribuían en base a un eje de simetría sobre el que se situaba la escalera para la circulación vertical, disponiéndose, en cada rellano los accesos previstos para las viviendas correspondientes. Este concepto permitía la ubicación de habitaciones en los frentes de fachada de cada edificio, quedando, las restantes, organizadas, para su ventilación, a través del patio de manzana o patios interiores. Entre la organización prevista por el proyecto y la solución finalmente construida se produjeron algunas diferencias, tanto en el sentido de una adaptación de la organización en planta como de la imagen compositiva de las mismas fachadas. La alteración, en cualquier caso, no supuso un demérito para el proyecto que, asimismo, se vio enriquecido con aportación de nuevos detalles al mismo. Es, precisamente, el interés formal y el excelente fondo que crean las fachadas, a las que hemos aludido, uno de los valores arquitectónicos más sustantivos del conjunto. Para él se adoptaron unos elementos ornamentales claramente vinculados a una interpretación ecléctica de la arquitectura. Elementos propios del vademécum de las “beaux arts” que dotan a la obra de un singular atractivo en el que cariátides y atlantes –al modo de los existentes en las fachadas del teatro Arriaga de Joaquín Rucoba– balaustradas y otros diversos remates, componen un digno y singular conjunto para uno de los espacios tradicionales con más abolengo y valor sentimental, tanto para los bilbainos como, especialmente, para aquellos que sienten, en lo más profundo, la vinculación de sus raíces a los desaparecidos entornos de Albia y Abando (Texto de Elías Más en el periódico Bilbao)

Palacio John (La Bolsa) (Pelota 10)

El edificio rehabilitado, propiedad del ayuntamiento de Bilbao está ubicado en el Casco Viejo de la Villa. Curiosamente, se sabe y se ha escrito poco sobre este edifico y es grande la falta de documentos que atestigüen su historia, pero lo que sí parece más factible es que hoy se alza en el mismo solar sobre el que se erigió en su día la Torre de Salazar.

El Palacio Jhon se asomaba al lugar que fue Bolsa de Contratación de mercaderes, por su proximidad al muelle que formaba el entrante de la ría y de ahí, que el nombre del lugar, la Bolsa, acabase siendo adoptado por el propio edificio. Con ese nombre ha sido conocido popularmente hasta nuestros días. Así lo contempló también el negocio de ferretería que inició la familia Jhon, de origen austriaco, asentada en el palacio a finales del siglo XVIII.

Por su carácter monumental e histórico, el Palacio Jhon o Edificio de la Bolsa está considerado una construcción especial en cuanto a protección e interés, y está catalogado como monumento histórico artístico. El libro editado por el Gobierno Vasco sobre Monumentos de Euskadi lo recoge en sus páginas. Otro libro, Monumentos de Bizkaia, publicado por la Diputación Foral de Bizkaia, contiene un artículo detallado de José María Esparta referido al emplazamiento y al entorno del edificio que se asienta en la confluencia de las calles Torre, Perro y Pelota y cuya perspectiva principal se asoma a la calle Santa María mientras que una segunda lo hace hacia la calle Barrencalle Barrena.

Contemplando el edificio, parece que los ojos de buey verticales han sido los testigos mudos del paso de la vida por las calles que rodean el palacio. Bajo el dosel del balcón principal, una cartela recuerda los cuarenta días de indulgencia que concedió el Obispo de Calahorra, D. José Espejo y Cisneros cuando se hospedó en el palacio, a quienes rezaran la salve ante la imagen de la virgen, que ocupa un lugar privilegiado en la fachada. Sin embargo, no ha sido siempre la misma advocación la que ha despertado la fe de los más devotos. Según Luis Herce y Pérez Caballero en su obra Historia de las calles de Bilbao, la imagen que da nombre a la calle Santa María fue arrojada a la ría durante la huelga de 1917. Fue sustituida por otra virgen, obra del escultor bizkaíno Higinio de Larrea

Un único escudo, cuartelado y en cruz, custodia una de las fachadas que recoge el tipo de cueros retorcidos que son característicos del siglo XVII y que según Ybarra y Bergé, perteneció a las familias Avendaño, Gamboa, Bilbao la Vieja, Olaso y Basurto.

La sillería en los muros del palacio remite a una novedad en la arquitectura residual vasca de la época. Y, a pesar de sus tres plantas de notable altura, la huella de las inundaciones del 83 es visible en el edificio.

El proyecto de remodelación del palacio, proyecto de los arquitectos Pedro María Basañez Billelabeitia y Alberto Sanz Fernández de Retana, ha permitido adecuar su uso como centro cívico.

La nueva distribución ubica en la planta primera una sala de espera e información, el salón del Consejo del Distrito y las oficinas administrativas, con zona de archivos y sala de reuniones, entre otros espacios. La planta segunda está destinada a centro cívico, con áreas destinadas a la tercera edad, juventud y a diversas asociaciones, entre otras dependencias. La planta bajo cubierta tiene una gran sala, de uso polivalente, además de espacios para talleres de radio, fotografía o artes plásticas, entre otros.

La remodelación del palacio ha respetado escrupulosamente la configuración original del edificio y ha mantenido la relación escalera-patio como eje vertical de comunicación, con un lucernario acristalado que cubre el patio interior. La fachada principal del edificio mantiene el reloj mural, un símbolo característico de los edificios públicos.

El Palacio de John, también conocido como La Bolsa, es un edificio urbano adosado, orientado a tres calles del Casco Viejo bilbaíno. Tras varios años sin uso y después de las pertinentes reformas, se ha reciclado como centro cultural.

El origen del palacio y sus denominaciones son motivo de controversia. Dejando al margen las distintas teorías, son las propias formas del edificio las que nos orientan y éstas expresan que La Bolsa es un considerable palacio urbano de estilo barroco, en el que se aprecian dos lenguajes distintos, el severo de las plantas altas, y el ornamentado, propio del barroco castizo, de la portada y la hornacina. La portada adintelada recercada de baquetón mixtilíneo -restaurado- es inédita en la arquitectura civil de Bizkaia y una propuesta que suele clasificarse en la segunda y tercera décadas del siglo XVIII, sin más precisiones pues el edificio está aún en busca de autor.

El exterior del Palacio John resalta por su nobleza, aún más evidente tras haber sido restaurado. La fachada de la calle de la Pelota, orientada hacia la de Santa María, es la más importante de las tres. Quien la proyectó tuvo muy en cuenta el trazado urbano del lugar y quiso orientar convenientemente la portada, lateralizándola mucho. Además enriqueció todo el eje, enfatizándolo con una hornacina y un ojo de buey encima. Ese es un aspecto que hay que valorar porque mover el eje de acceso supuso un condicionamiento para la distribución interna de la planta baja.

El acceso del que hablamos es el principal, adintelado y recercado de unas molduras aboceladas mixtilíneas como se hacía en la arquitectura culta del momento. Esta relativa riqueza y la de la hornacina para una imagen de Begoña -un nicho con arco enmarcado de pilastras con guarniciones de ristras de frutos sobre una placa recortada profusamente decorada con elementos vegetales y niños, todo de mucho relieve- contrasta con la sobriedad de los balcones. En cada planta superior -tras la restauración se añadió otra más- hay tres balcones adintelados con antepechos de forja de hierro de característicos nudos aperados sobre mensulones rectos de piedra.

El otro acceso, hacia la calle de la Torre, frente a BarrencalleBarrena, es mucho más sobrio, también adintelado y muy amplio, casi un portón entre pilastras con balcón encima. Se enmarca en una fachada mucho menos noble; sin embargo es en ella, que comunica en línea recta con la ría, donde aparece muy lateralizado el escudo, modesto, con cuatro cuarteles para las armas de cuatro familias vizcaínas de rancio abolengo.

El interior del edificio es noble por su asentamiento (encrucijada), tamaño (monumental, en tres pisos), materiales constructivos (sillería) y complementos (molduras, herrajes). Pero sobre todo es peculiar por su ordenación de espacios pues dispone de un patio interior, aspecto poco frecuente en la arquitectura residencial urbana vizcaína, donde se prefiere casi siempre la fórmula aglomerada.

El patio es además triangular, precipitado de su extraña planta trapecial en proa que distribuye sus crujías en torno a este espacio. Los pisos están reformados para servir a los nuevos usos, pero no a la comunicación entre las plantas, que se hace a través de una escalera de piedra que comienza en una alta y extensa grada pétrea de cuarto de círculo, elemento llamativo.

En los rellanos de cada planta unos miradores abalconados redondos, casi unos púlpitos, se asoman al zaguán, lo mismo que las habitaciones.

Recapitulando, el edificio de La Bolsa merece una valoración alta por ser elemento residencial importante, por su peculiaridad tipológica no aglomerada y por la forma inédita de su acceso. (Texto: José Ángel Barrio Loza en patrimonio Histórico de Bizkaia)

Dentro del conjunto monumental del Casco Viejo de Bilbao destaca, por su singularidad, el Centro Municipal La Bolsa, hoy centro administrativo y cultural del Distrito y antaño palacio de los Marqueses de Vargas y Condes de San Cristóbal y, con posterioridad, Palacio John.

El edificio fue construido en el siglo XVIII, su fecha concreta se desconoce, pero se apunta que fue en el año 1727.

Se sostiene, por diferentes autores, que el edificio de La Bolsa está emplazado en el solar que ocupó una casa torre gótica. Realmente, la ubicación del Palacio responde a una delimitación singular coincidente con la zona en la que existía el portón de Santa María y -como ocurría en situaciones similares- con toda probabilidad, la torre de referencia. Esta torre se atribuye a Juan Pérez de Ibieta, si bien algún autor la vincula a otras familias.

Por otra parte, y a diferencia de otros palacios situados en el Casco Viejo, La Bolsa presenta, en este caso, dos aspectos bien definidos en su carácter urbano: su construcción sobre la preexistencia de otro edificio emblemático, al que podría dar continuidad como residencia de una de la viejas familias de la Villa y, por su propia ubicación y traza, el de un edificio singular y relativamente exento respecto del que recaen las cualidades propias de un hito ciudadano.

Antes de pertenecer al Ayuntamiento de Bilbao, para convertirse en el Centro Municipal de la zona, fue el domicilio y comercio de la familia John. Este comercio, de ferretería, con la denominación de “La Bolsa” ha dado nombre popular al palacio. Después de su adquisición por la Corporación Municipal, a finales de los ochenta (la actividad comercial se vio truncada en 1983 por las tristemente célebres inundaciones del mes de Agosto de este año) y tras un certamen de arquitectura, fue transformado en Centro Municipal en una interesante labor llevada a cabo por los arquitectos Pedro Mª Basañez y Alberto Sanz, ganadores del concurso.

El emplazamiento del edificio en el remate complejo de una de las manzanas formadas en la desaparición de las murallas de la Villa, determina la morfología de este palacio con tres fachadas fundamentales: a la calle Pelota, a la calle Lotería y a la calle Torre. Estas determinaciones, junto a la disposición de la medianería con la edificación colindante, hacen que nos hallemos ante una construcción entre triangular y trapezoidal.

En él se conserva un trozo de las defensas de la vieja Villa que quedó incluido en el perímetro del Palacio y hoy es visible y visitable en el interior del Centro Municipal.

De todos modos el Palacio denominado John en los tiempos recientes o la Bolsa o, popularmente, “los alemanes” ha mantenido, hasta los años ochenta, su estructura y disposición urbana y tipológica inicial y, desde entonces, con diferentes transformaciones que no desvirtúan ni su imagen ni su disposición interna, se ha convertido en el centro municipal del barrio que abarca la delimitación de la vieja Villa.

Construido en el siglo XVIII, pudo, en parte, tomar referencias tipológicas y elementos constructivos de la vieja torre y aún de la zona de murallas que, con la misma, formaban el recinto protector de Bilbao en la zona. Constructivamente se configura, el Palacio, en base a unas crujías perimetrales apoyadas en gruesos muros y que giran alrededor del interesantísimo patio triangular que centra, en su entorno, la organización de las distintas dependencias domésticas. Realizado, el conjunto, en piedra arenisca de la zona, aparejada en una cuidada sillería, responde, en su estilo, a una interpretación barroca, marcada por una contenida y austera versión de su arquitectura. (Izan Bilbao)