Museo Guggenheim (Avda Abandoibarra 2)

El Museo Guggenheim Bilbao es un Museo de arte contemporáneo localizado en Bilbao. Se trata de uno de los varios museos de la Fundación Solomon R. Guggenheim.

El museo fue abierto en 1997 como parte de un esfuerzo de revitalización de la ciudad de Bilbao y la provincia de Vizcaya llevada a cabo por las administraciones públicas del País Vasco. Casi desde su apertura el museo se convirtió en una importante atracción turística atrayendo visitantes de numerosos países y constituyendo el símbolo más importante de la ciudad de Bilbao.

Arquitectura

Diseñado por el gabinete de arquitectos de Frank Gehry, fue abierto al público en 1997 y alberga exposiciones de arte de obras pertenecientes a la fundación Guggenheim y exposiciones itinerantes. Muy pronto el edificio se reveló como uno de los más espectaculares edificios deconstructivistas. El diseño del museo y su construcción siguen el estilo y métodos de Frank Gehry. Como muchos de sus trabajos anteriores la estructura principal está radicalmente esculpida siguiendo contornos casi orgánicos. El museo afirma no contener una sola superficie plana en toda su estructura. Parte del edificio es cruzado por un puente elevado y el exterior está recubierto por placas de titanio y por una piedra caliza que fue muy difícil de encontrar (al final se logró encontrar en Andalucía) igual a la que se utilizó para construir la Universidad de Deusto.

El edificio visto desde el río aparenta tener la forma de un barco rindiendo homenaje a la ciudad portuaria en la que se inscribe. Sus paneles brillantes se asemejan a las escamas de un pez recordándonos las influencias de formas orgánicas presentes en muchos de los trabajos de Gehry. Visto desde arriba, sin embargo, el edificio posee la forma de una flor. Para su diseño el equipo de Gehry utilizó intensamente simulaciones por ordenador de las estructuras necesarias para mantener el edificio, consiguiendo unas formas que hubieran sido imposibles de realizar unas pocas décadas antes.

Proyecto

La Fundación Guggenheim es poseedora de una gran colección de arte y del Museo Guggenheim de Nueva York. Thomas Krens es el director de esta organización, y dirigió una política de expansión basada en mandar fondos itinerantes con el fin de hacer exposiciones temporales en diferentes lugares. También quiso establecer dos centros de arte en Europa, por lo que eligió dos ciudades: Berlín (Alemania) y Bilbao. Para esta última, quiso rehabilitar un antiguo museo de arte para albergar ahí la sucursal de su fundación. Solicitó los servicios de Frank Gehry por la calidad que demostró en el Museo Temporal de Arte Contemporáneo. Este arquitecto era entonces considerado un experto en rehabilitaciones. Se organizó, por motivos exclusivamente legales, un concurso en 1990 que duró diez días. En él participaron Isozaki, los de Coop Himmelb(l)au, y Gehry. Evidentemente, este último arquitecto lo ganó y fue entonces cuando decidió no hacer la rehabilitación pretendida por la Fundación Guggenheim.

Gehry prefirió diseñar un nuevo edificio y eligió su emplazamiento. Se situaría al norte del centro urbano, junto a la ría de Bilbao. Escogió este preciso lugar porque el museo podría ser visto desde tres lugares estratégicos de la ciudad. El 18 de octubre de 1997 se celebró la gala de inauguración.

Diseño del edificio

Frank Gehry recibió el pedido de este museo poco después de que su proyecto del Auditorio Walt Disney fuera cancelado cuando aún solo era una idea. Este hecho hizo que inspirase el Museo Guggenheim en su auditorio ideado, compartiendo ambos proyectos un planteamiento muy similar. Las formas blandas presentes en el museo comienzan con el Museo de Vitra y evolucionaron en otras obras. Gehry realizó docenas de maquetas donde fue aprobando las posibles formas del edificio. Todas ellas están hechas a mano, y desde julio de 1995 se exponen en la exposición “Peggy Guggenheim”, situada en un palacete de Venecia. Gehry no trabajó con ordenador, pero sí su equipo, cuyos miembros digitalizaron las maquetas de su jefe mediante un programa informático de la Agencia Espacial Europea. La adaptación a la arquitectura de este programa conllevó enormes gastos, los cuales fueron afrontados por la Fundación Guggenheim.

Formas exteriores

Las formas del edificio no tienen ninguna razón geométrica ni se rigen por ninguna ley. Son figuras sin geometrías precisas y se acercan a la escultura. Fueron determinadas mediante maquetas y el museo es fundamentalmente una carcasa. El diseño del edificio está hecho con el gusto personal del arquitecto y en contra de las formas geométricas que sustentan razones científicas defendidas por Le Corbusier. La Gran Sala, también llamada la del Pez, se extiende hacia el este hasta acercarse con un puente que atraviesa la ría de Bilbao, estructura que ya atravesaba el solar antes de la construcción del museo y a la que éste hubo de adaptarse. Tras éste hay una torre que parece ser la continuación del museo y tiene el lado que mira al puente sin revestimiento. Tiene en su interior una gran estructura de barras metálicas inclinadas que recuerdan a las de Coop Himmelb(l)au.

El museo visto desde el este se ve más ingrávido que desde otros lugares, y se pueden observar extraños paralelogramos curvos y torcidos que conforman la sala del pez. Por lo general, las ventanas del edificio tienen formas más racionales. Gehry es el “rey” del Contrapunto. Este término viene de otras artes, como la música, y consiste en contrastar cosas muy diferentes colocándolas juntas en el caso de la arquitectura. Este efecto, como en casi todas sus obras, lo consigue en el Museo Guggenheim de Bilbao ya que coloca una serie de bloques con formas rectas y racionales en la zona sur, la que mira al centro urbano de Bilbao. Las formas de estos edificios contrastan espectacularmente con los diseños curvos y libres de la parte más famosa del museo. Las fachadas de los bloques rectos no son metálicas, y sus ventanas son rectangulares. Hay fachadas moradas y otras con chapado de piedra de color crema.

Tras estos bloques hay una pequeña plaza que conduce a la entrada principal del edificio, y en este espacio abierto hay una gran escultura de un perro que en principio se proyectó para que sea temporal. Finalmente se decidió que fuese permanente, está cubierto por flores y se llama Puppy. Desde esta plaza el edificio se ve más grávido y estable que desde el este. Desde esta orientación, a la izquierda del museo hay unas escaleras exteriores que descienden a una pasarela que transcurre paralelamente a la cara norte del edificio y entre la Ría de Bilbao y un estanque. Según se baja por dichas escaleras se pueden observar salientes en los bloques rectos y paredes curvas.

Interior

El interior del museo es menos complicado que el exterior pero también tiene elementos curvos. Aunque en general el interior es muy diáfano, se pueden distinguir tres plantas. La entrada principal del museo está al final de unas escaleras exteriores que comienzan en la plaza antes descrita y bajan hasta el nivel de la planta baja. Sobre las puertas de la entrada hay una pared acristalada que no cubre nada. Hay una parte de la planta baja que es sótano y que está cerrada al público. Desde la entrada se accede directamente al hall, una enorme habitación de 50 metros de altura con una planta en forma de flor. Da acceso a la Gran Sala, a las que tiene forma de pétalo, a las que son rectangulares y a la terraza de la marquesina que está en la cara norte. Esta marquesina tiene un solo pilar muy alto que da esbeltez a la estructura. Bajo el grueso techo de la misma hay una estructura metálica que lo sujeta.

En el centro del hall hay un enorme pilar y una gran escultura en forma de palmera. Además, hay ascensores, pasarelas y escaleras que comunican con las plantas superiores. Las formas interiores del hall no siguen las formas geométricas y tiene partes recubiertas de piedra y otras acristaladas. La sala más grande del museo es la Gran Sala, conocida también por el nombre de la sala del pez, por su forma exterior. Es muy alargada y alberga obras artísticas de enorme tamaño, algunas de las cuales son temporales y otras permanentes. Hay salas con la planta en forma de pétalo. A éstas se accede desde el hall, al igual que la Gran Sala. En uno de los bloques de formas rectas hay una serie de salas de planta rectangular dispuestas en filade, es decir, una colocada detrás de otra sin pasillo que las comunique. En cada planta hay tres salas y para acceder a la última es necesario atravesar las dos primeras. Casi todas las salas del museo tienen lucernarios que dan una luz cenital muy interesante.

Estructura

CATIA es el nombre del programa informático que permite fabricar cualquier forma en la arquitectura. En el diseño del Guggenheim se usó y fue la primera vez que los planos para fabricar un edificio estaban en un medio digital. Las máquinas que hacen estas formas trabajan con la información digital. Desde entonces, la manera de generar formas en la arquitectura cambia. CATIA hizo los dibujos de estructuras y volúmenes del museo, aunque estos últimos los diseñó previamente Gehry mediante maquetas.

El edificio está construido con muros y techos de carga, los cuales tienen una estructura interna de barras metálicas que forman cuadrículas con triangulaciones. Este sistema estructural hizo que casi no se usaran pilares y vigas, el cual contradice toda la evolución del siglo XX en este aspecto. Las formas del museo no podrían haberse conseguido de no haber usado muros y techos portantes. La idea de carcasa toma cierto interés por su continuidad. CATIA determinó el número de barras necesarias en cada lugar, así como su disposición y orientación. Además de esta estructura, los muros y techos tienen varias capas aislantes y un revestimiento exterior de titanio.

Revestimiento de fachadas y cubiertas

Frank Gehry, para escoger el revestimiento del Museo Guggenheim de Bilbao, se fijó en las plumas y escamas de muchos animales. Observó sus fijaciones y la posibilidad de movimiento que dan. Le interesa mucho los animales y los sistemas que usa la naturaleza para cubrir superficies curvas, similares a las del museo. Decidió usar ”escamas” rígidas de manera que montasen unas encima de otras. La diferencia entre el revestimiento usado y la piel de los animales es que la de estos últimos está adaptada al movimiento mientras que la del edificio no, por lo que ambos sistemas de cubrimiento no son los mismos.

Gehry quiso desde el primer momento en que estas piezas fuesen metálicas. Barajó varias posibilidades que admitían el uso de varios materiales. Decidió no usar acero inoxidable porque decía que no correspondía con el cielo de Bilbao. También descartó la posibilidad de usar cobre y otros metales. Finalmente se decantó por hacer las piezas de titanio, un metal bastante caro que contrasta con los materiales económicos usados en sus primeras obras. La aleación definitiva es de cinc y titanio, existiendo una proporción mucho mayor del segundo metal. Se trata de una chapa cuyo espesor es de un tercio de milímetro y resulta muy manejable. Al ser tan fino, se adapta perfectamente a la curva descrita por el edificio.

Cada pieza tiene una forma única y exclusiva al lugar que ocupa. La forma precisa de cada chapa fue determinada por el CATIA. Cada pieza está ligeramente almohadillada para que se adapte perfectamente a su lugar. A este efecto se le conoce con el término boatiné. Hay zonas en las fachadas con remiendos, es decir, conjuntos de chapas con diferentes colores, debido a las ligeras variaciones de la aleación metálica que hay en cada pieza. Hay chorretones en algunas fachadas, especialmente las que dan al norte. Se producen por la reacción química entre las chapas, la humedad ambiental y los ganchos que sujetan las piezas, que no son de titanio. En dicha reacción se crean pares galvánicos, los cuales se ven como chorretones muy poco estéticos. (Texto de Urbipedia)

Ayuntamiento de Bilbao

El Ayuntamiento de Bilbao en su concepción actual tiene 3 fases muy bien definidas

AYUNTAMIENTO CLÁSICO (Plaza Erkoreka 1)

El 17 de abril de 1892 se inauguraba el edificio del Ayuntamiento de Bilbao y con él, la nueva centralidad administrativa de la Villa. Desde su situación privilegiada, al borde de la Ría del Nervión, ha visto como se consolida y crece la ciudad.

Después de más de un siglo de historia sigue siendo uno de los edificios más elegantes de Bilbao. Su imponente presencia nos reta a mirarlo con detalle analizando cada una de sus aristas y descubriendo en ellas el talento creador de los grandes artistas y artesanos locales.

Muy pocos edificios tienen la amplitud del Ayuntamiento de Bilbao y muy pocos Ayuntamientos tienen el lujo de servir como muestrario de las personalidades, los políticos y los artistas de su ciudad como ocurre en Bilbao. Quizás este cóctel de personajes puede resultar arriesgado pero, con la arquitectura de fondo, todo encuentra su espacio.

En la fachada del Ayuntamiento de Bilbao posan los bustos de algunos de sus más ilustres personajes: Don Diego López de Haro, fundador de la Villa; el Cardenal Gardoqui, relevante orador y político que elevó a Basílica la Iglesia de Santiago; Don Juan Martínez de Recalde, almirante de la Armada Invencible y alcalde de Bilbao; Don Tristán de Leguizamón ilustre bilbaíno y antiguo propietario de los terrenos que ocupa el edificio; y Don Nicolás de Arriquíbar y Mendoza, economista y miembro de Mérito y Benemérito de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País.

Los escultores Garamendi, Serafín Basterra y Vicente Larrea se encargaron de los bustos de don Diego López de Haro, el Cardenal Gardoqui y don Juan Martínez de Recaldo. Tomás Fial se ocupó de los de don Tristán de Leguizamón y don Nicolás de Arriquíbar y Mendoza.

Mencionar los Heraldos y Maceros y las esculturas de La ley y La Justicia

El deustotarra José Soler realizó la decoración de gran parte de los espacios interiores. Los pintores Luis Quintana, Juan de Landaburu y Francisco Dapousa, entre otros, engalanaron con sus cuadros vestíbulos, galerías, salones y despachos.

Don Amadeo Deprít pintó las cristaleras interiores y el contratista bilbaíno Don Ángel Iturralde guió las obras del edificio dirigidas por el arquitecto municipal Joaquín Rucoba. Este último, aunque nacido en Cantabria, se entregó tanto a la transformación de Bilbao que se ha incorporado al elenco de los artistas autores del edificio y su conjunto.

Joaquín Rucoba, cuya implicación con el proyecto fue total, no sólo diseñó el espacio del edificio sino que también detalló gran parte de sus elementos decorativos y siguió la obra de manera meticulosa hasta su conclusión en 1892..

1,4 millones de pesetas de 1883 hicieron posible que hoy disfrutemos del edifico del Ayuntamiento de Bilbao.

El espléndido edificio podría clasificarse como arquitectura ecléctica por su mezcla de elementos clásicos y barrocos y por la escenografía teatral de su espacio exterior e interior. Pero si algo caracteriza su arquitectura es la monumentalidad del conjunto y su riqueza espacial.

Aparentemente es un edificio compacto de planta rectangular desarrollado en cuatro niveles, pero su volumetría es compleja y rica en detalles. Una muestra excelente de esto es su fachada principal. Lo primero que percibe en ella el ojo humano es su perfecta simetría y su composición horizontal, sin embargo, al examinarla en detalle se aprecia un volumen en movimiento: los extremos del edificio se adelantan, la torre con el reloj introduce un nuevo ritmo vertical, la escalinata se abre como una cascada hacia la Ría dando un protagonismo total a la parte central del edificio con su juego de volúmenes, sus arcos y columnas, sus luces y sombras y su balcón principal.

De igual forma ocurre en su espacio interior, las escaleras de mármol encadenan el espacio interior y permiten al visitante deslizarse de manera mágica por las diferentes plantas. Mármoles blancos, piedra caliza, vidrieras y estucados conducen hasta el Salón Árabe: uno de los ejemplos más exquisitos de “alhambrismo” de toda la Península Ibérica.

El Salón Árabe es el espacio interior más emblemático del edificio por su peculiar decoración. Aparentemente, su estilo puede resultar una decisión caprichosa. Sin embargo, durante el siglo XIX se vive una recuperación romántica de los estilos artísticos anteriores que son mezclados generando nuevos lenguajes. De esta forma conviven elementos renacentistas, barrocos y árabes. Y quien mejor que el arquitecto Rucoba, que había trabajado trece años en Málaga, para diseñar al detalle el Salón Árabe evocando el ambiente de espacios como el Alcázar de Sevilla.

Hasta 1515, el solar había sido propiedad de don Tristán de Leguizamón y albergaba viñedos y huertas. Era un área fértil, soleada, bien conectada, perfecta para usos tanto agrícolas como urbanos y muy próxima al núcleo urbano amurallado que hoy se conoce como Casco Viejo. Por estos motivos, Fray Pedro de Bilbao recibe en donación los terrenos para edificar el Convento de San Agustín cuya obra se concluye en 1664.

Sin embargo el uso como Convento no es el definitivo que tendrá el solar. En 1821 el Convento es expropiado con motivo de la desamortización y pasa a ser en propiedad del Estado. Durante la 1ª Guerra Carlista se utiliza como fortaleza hasta que en 1836 es bombardeado convertido en ruinas.

Tras la guerra se proponen diversos usos para este solar: monumento de los “mártires de la Libertad” o “héroes de San Agustín”, Santa Casa de Misericordia, Palacio de Exposiciones, Escuela de Artes y Oficios, Parque de Artillería e incluso edificio de Aduana. Ninguno de todos estos proyectos llega a formalizarse ya que otro proyecto de mayor envergadura le está esperando: en 1883 la Corporación Municipal aprueba destinarlo a la construcción de una Nueva Casa Consistorial.

La Antigua Casa Consistorial se ubicaba adosada a la Iglesia de San Antón, al situarse junto a la Ría, había sufrido diversas inundaciones que habían dañado de forma irreversible sus espacios y documentos. Había llegado el momento de cambio, la Villa de Bilbao estaba creciendo y el área del antiguo convento de San Agustín era una oportunidad perfecta.

El enclave representa el crecimiento de la ciudad y la nueva centralidad urbana tras la anexión de las anteiglesias de Begoña y Abando y la consolidación y remate de El Arenal y Sendeja como nuevo espacio de recreo.  Además, el edifico del Ayuntamiento encabezaba el eje más elegante de la Villa: el Campo Volantín, el paseo elegido por la burguesía bilbaína para la ubicación de sus elegantes palacios.

En el lateral izquierdo de la fachada trasera del Ayuntamiento de Bilbao se encuentra el clavo que indica la altitud oficial de Bilbao que es de 8,804 msnm. También se dice que esta altura coincide con la del quinto escalón de la escalinata de la fachada principal. A partir de este punto se puede establecer la elevación de las calles y edificios de Bilbao. (Texto de Arkikultura)

ANEXO I (Campo Volantín 1 bis)

Este edificio anexo del Ayuntamiento se construyó con este fin el el año 1928 por Pedro Ispizua

Es una de sus fachadas destacan las figuras de Joaquín Lucarini con el nombre de «A las artes liberales» , una colaboración que se repite en otros muchos edificios de Bilbao

ANEXO II (EDIFICIO SAN AGUSTÍN) (Plaza Erkoreka 12)

En el año 2008, se amplía de nuevo el Ayuntamiento con un edificio moderno en la parte posterior de del Ayuntamiento clásico

Es obra del estudio IMB arquitectos y es bautizado como Edificio San Agustín recordando al antiguo convento previo al destino actual

Consta de 2 bloques unido por una pasarela (de 3 plantas) que da paso a una escalera bajo ella para comunicar con la zona alta del barrio.

EL CALLEJÓN

El callejón que separa los edificios antiguo y el moderno del ayuntamiento, merece una mención especial porque alberga 3 obras destacables

Ya hemos mencionado la obra de Lucarini «A las bellas artes» adosadas a la fachada lateral del Anexo I y que forma parte de este callejón

Mencionaremos, ademas la composición fotográfica del año 2012, llamada «Paisaje» de Begoña Zubero que decora todo el fondo del callejón

Sobre dicho mural fotográfico se ha ubicado una obra de Joaquín Lucarini llamada, «Fama«

FOTOS ANTIGUAS

FOTOS NOCTURNAS

ANÉCDOTAS