El actual Edificio Coliseo Albia fue la sede de uno de los Teatros de Bilbao con más solera

Inaugurado en diciembre de 1916, el edificio teatral y de espectáculos Teatro Coliseo Albia estaba ubicado entre las calles de Alameda Urquijo y Lutxana, según el proyecto elaborado por el arquitecto Pedro Asúa Mendía. El proyecto de construcción de un nuevo teatro-circo en Bilbao había sido promovido por iniciativa de la Sociedad Anónima Albia, formada por varios empresarios entre los que se encontraba Ramón Goicoechea, antiguo propietario del teatro-circo del Ensanche, quienes vieron en el reciente incendio y destrucción del teatro Arriaga una oportunidad para ocupar el hueco dejado en la programación de espectáculos en la Villa. El edificio contaba con una superficie de nueve mil metros cuadrados y el mayor aforo de la ciudad, con capacidad para dos mil espectadores distribuidos entre patio de butacas, plateas, palcos y anfiteatro. También contaba con un paraíso de bancos corridos, habitual en la época, que permitía incrementar el aforo. Contaba también con modernas medidas de seguridad para paliar el temor que los recientes incendios en este tipo de edificaciones, como el que había destruido el teatro-circo del Ensanche, en 1912, o el del mencionado teatro Arriaga un año antes, había generado entre el público bilbaíno.

Tras llegar a ser un referente de la oferta cultural y escénica de la Villa, el Coliseo Albia cerró sus puertas en 2001 y pese a que siguiendo la normativa municipal en la actualidad conserva su fachada, tras su venta y remodelación por parte de los nuevos propietarios el edificio ha sido destinado a las funciones de casino y hotel. (Texto de Eneko Lorente en Bilbaopedia)

Actualmente el edificio aloja el hotel Sercotel Coliseo, un restaurante y el Gran Casino Bilbao. Conserva la misma estructura y distribución que tenía en sus orígenes y secciona los espacios para separar los diferentes establecimientos.

La obra de remodelación, del 2007, corrió a cargo de la SOCIEDAD LANTEC ESTUDIOS Y PROYECTOS bajo la batuta de Felipe Hernández Martín y Alejandra Ruiz Navarro